Van a contar la historia de una persona que ustedes conozcan y que crean que su vida (o una parte específica de esta) contiene un relato interesante. Van a entrevistar a esta persona y con ese material escribirán una historia. La única condición es esta: solo podrán emplear las palabras del otro, lo cual significa que no agregarán palabras suyas. Pueden sí borrar, cortar, pegar, es decir, editar la entrevista para darle forma al relato, pero no agregar. Tienen libertad de ser tan creativos o ingeniosos como quieran, siempre que respeten la condición. La extensión del texto final deberá ser de al menos una página. Preferiblemente la historia se escribirá en español (así incluya algunas palabras en español).
Thursday, April 16, 2020
Ejercicio #9. Las palabras del otro
Van a contar la historia de una persona que ustedes conozcan y que crean que su vida (o una parte específica de esta) contiene un relato interesante. Van a entrevistar a esta persona y con ese material escribirán una historia. La única condición es esta: solo podrán emplear las palabras del otro, lo cual significa que no agregarán palabras suyas. Pueden sí borrar, cortar, pegar, es decir, editar la entrevista para darle forma al relato, pero no agregar. Tienen libertad de ser tan creativos o ingeniosos como quieran, siempre que respeten la condición. La extensión del texto final deberá ser de al menos una página. Preferiblemente la historia se escribirá en español (así incluya algunas palabras en español).
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La bici de mi padre
ReplyDelete"Lo único que yo siempre quise de niño fue tener una bici. Me acuerdo que siempre que iban niños de acá llevaban sus bicis y se andaban por todo el rancho. Yo siempre me les quedaba viendo y yo con mis zapatitos todos rompidos, tu abuelita no tenía suficiente dinero para eso, mucho menos para una bici. Un dia vi que los señores de la tienda de la esquina tenían una bici bien vieja, que tenia la camara rompida. Y les dije que si me la vendía. Pues fui juntando mi dinerillo pa comprarme la bici de ellos. Juntaba de a cinco pesos al dia, y como a las dos semanas pude juntar algo mas o menos y se los di por la bici. Ya me fui muy feliz con mi bici y le eche aire con la pompa de un amigo. Yo sabía que se me iba a romper la cámara luego luego, pero no se, el niño dentro de mi quería subirse a la bici y darle por todo el rancho lo mas rapido posible. Y como ves que en cuanto me subí, le di poquito y se me rompio la camara. Y ahi estaba otra vez, sin bici! No fue hasta que tenía 15 años, un novio de tu tía me llevo una bici de Chicago. Uy! Yo me sentía soñado, me sentía como todos los niños ricos porque tenía la mejor bici del rancho. Le daba recio por todo el rancho, y todos los niños que nunca me quisieron prestar su bici me veían enojados. Me sentía sobre todos, hasta como si fuera niño rico. Fue uno de los mejores dias que vivi en aquellos días de pobreza y de hambre…”