— ¿Qué quieres que te diga? Realmente no me mintió, simplemente omitió este insignificante detalle.
¿Insignificante? pensé yo. No podía creer lo que me estaba diciendo. Aún no podía creer que estaba aquí sentada frente a ella. Estaba pediendo la paciencia. Podía sentir que un hueco enorme en mi estómago se estaba llenando cada vez más y más con odio. ¿En qué fregado momento se me ocurrió aceptar esta charla?
— Mira. Te voy a decir una cosa— dijo ella tomándole un sorbo a su bebida. —Desde el primer momento en que lo vi, supe que él sería para mí. Esa manera de caminar con tanta seguridad y carisma, esa mirada que me lanzó fue lo que me hizo aceptar... tú sabes, su propuesta. Y la verdad es que no me pude negar. Todo un galán ¿no crees? todo un caballero tan sensible y comprensivo— me lanzó una mirada cínica y arrogante. Yo permanecía sentada completamente paralizada. Podía sentir una ola de calor recorriéndome todo el cuerpo, mis manos no paraban de temblar acercándose cada vez más al tenedor que tenía cerca. No quería ni imaginar lo que podía llegar a hacerle si sostenía ese tenedor con toda esta rabia dentro de mí.
—Él me dijo que era libre y yo le creí. Así sin pensarlo dos veces. ¿Qué iba a saber yo? ¿Cuándo iba a imaginar que una situación así surgiría? Él me susurraba al oído: — Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, eres única, la mejor. Jamás te cambiaría por ninguna—.
Podía sentir que mi cara se enrojecía. Mis manos seguían temblando como si no formaran parte de mí. Realmente no sabía a dónde iría esta conversación. Y la verdad es que ya no me interesaba. Empuñé mis manos y en un arrebato me levanté de la mesa, tomé mi bolso, me dí la media vuelta y me marché. Justo cuando me alejaba de la mesa pude escharla decir:
— ¿Entonces puedo suponer que me estás dejando el camino libre?
me gusta mucho la trama de este mini cuento y tambien me gusta mucho el lenguaje que usas
ReplyDelete