Monday, February 10, 2020

En la mesa a las 3 de la mañana. Blog #4


No tengo otra opción más que mirar y callar. Aquel señor que desafortunadamente es pariente mío no para de alzar su voz con ese tono tan irritante. Está hablando puras barbaridades; de repente dejo de escuchar lo que dice y me le quedo viendo. Puedo sentir cómo me duele la cabeza cada vez que dice cualquier palabra. Me hierve la sangre en de las venas. Lo sigo viendo y me dan ganas de ahorcarlo. ¡Que alguien lo calle por el amor de Dios! ¿Quién fregados se cree para hablarle a mi madre de esa manera? ¿Quién se cree para faltarnos el respeto? ¿Qué necesidad de angustiar a la pobre de la abuela con todas esas majaderías que salen de su boca tan vulgar. Yo sí tengo respeto y clase y no me rebajo a su nivel, que si no, ya le habría dicho todas esas verdades que no tiene ganas de oír a su cara de infeliz.

1 comment:

  1. Demasiado fuerte y no creo que todos aigan vivido algo similar pienso que le pones suficiente detalle para que nosotros entendamos mucho de lo que el protagonista anda sintiendo en estos momentos.

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